La explosión de Atocha, la crónica del caos
23:09Ser periodista y encontrarte en medio de un suceso que es noticia sin quererlo es una combinación explosiva. Esto es justamente lo que me ha pasado a mi hoy. No he pasado más miedo en mi vida. Esta tarde a eso de las ocho y media se oía una fuerte explosión en Atocha. Yo estaba cambiando de andén y lo he visto todo desde arriba, como en una película de acción.
Lo que más me ha marcado no ha sido la explosión en sí. Más bien ha sido ver cómo esa marabunta de gente corría y se apelotonaba en las escaleras. Y no solo eso, los que no podían subir se quedaban arrinconados al final del andén, allí donde comienza el mar de vías. Además, de esto veía gente llorando, con ataques de ansiedad y cotillas. Estas líneas resumen lo que ha sido el minuto después de la explosión.
No hice mucho mucho caso en ese momento a una señora que chillaba mirando a todos lados desconcertada que preguntaba qué era lo que teníamos que hacer: correr o pararnos. Ahora lo pienso y creo que esta mujer representa dos cosas. Uno a mi misma, porque, aunque no lo decía, estaba preguntándome lo mismo. Por otro lado representa la dejadez de Adif, Renfe y la seguridad del lugar.
Desde la explosión hasta que me he ido han pasado algo más de diez minutos. Allí nadie nos ha desalojado, porque si tanta amenaza terrorista hay es lo primero que hay que hacer, nadie nos ha dicho nada por megafonía -de hecho me he enterado qué ha causado la explosión por El Economista- y los de seguridad más pachorra no han podido tener. Mientras, la gente sumida en la confusión y el caos más absoluto. Incluso, los trenenes seguían entrando en la estación hasta un buen rato después. Ni si quiera sé por qué ha salido el tren en el que me he ido de allí ¿Qué protocolo de seguridad es ese?
Afortunadamente todo ha quedado en un susto a pesar de lo aparatoso que parecía en un primer momento. Parece que ha solo ha sido la explosión del motor del regional de Talavera y no hay que lamentar daños humanos, que los podía haber habido perfectamente. En cualquier caso, y reitero lo dicho, se pone en evidencia la mala gestión de Adif en caso de situación de crisis. Es más, me reafirmo en mis palabras tras leer en ABC que Adif ha calificado la explosión como pequeña. Perdonadme, pero me río en su cara. Que le digan lo pequeña que ha sido a la gente que lloraba y tenía ataques de ansiedad.
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