No sé a qué clase de espectáculo asistimos anoche, ni al que asistimos hoy con la resaca electoral y mucho menos al que asistiremos en las negociaciones posteriores con tal mejunje de partidos. Veo las declaraciones de los principales representantes de los partidos políticos que han logrado representación parlamentaria y todos se venden como ganadores. ¿Ganadores de qué? Después de este despropósito de elecciones nadie se puede sentir orgulloso de lo conseguido, sintiéndolo mucho por todos.

En primer lugar, los señores Mas, Romeva y Junqueras no han parado de repetir que han ganado las elecciones y el plebiscito. Creo que algunos no son muy buenos en matemáticas y tampoco lo son en lengua, al menos en la castellana. El porcentaje de votos refleja que en torno a un 47% del total ha ido a manos de los independentistas, mientras que aproximadamente el 52% ha ido a parar al, llamémoslo, otro bando. 

Dicho esto entra el juego el problema de la comprensión del castellano. Los miembros de Junts pel Sí consideran que Catalunya si que es pot no puede incluirse en lo que he denominado "el otro bando", ya que entre sus filas hay partidarios de la independencia. Sin embargo, la pasado noche Íñigo Errejón repitió por activa y por pasiva en Al Rojo Vivo que en ningún caso apoyarían una declaración unilateral de independencia; no obstante, sí están a favor de que se someta la cuestión a referéndum y que se demuestre qué quieren los catalanes de forma legal y no haciendo trampas con la Ley D'Hondt. Por tanto, y solo por masticarle aún más las cosas a Romeva, Jungueras y Mas, apoyar un referéndum no es lo mismo que apoyar la independencia. 

Pero las perlas políticas no han quedado aquí. El presidente del Gobierno ha continuado con su táctica de quitar hierro a un asunto tan complejo y peligroso como este. Aunque las formaciones independentistas no hayan conseguido ni el 50% de los votos, la realidad es que han estado cerca y casi la mitad de la sociedad catalana no se siente parte de España, con los consiguientes problemas que supone eso. ¿Como ha reaccionado Rajoy? El presidente del Ejecutivo ha querido transmitir tranquilidad, literalmente, y además ha añadido que "los partidarios de la ruptura nunca tuvieron el respaldo de la ley y no tienen el apoyo de la mayoría de la sociedad catalana". También ha querido subrayar que está dispuesto a dialogar con los independentistas, eso sí, sin hablar de la unidad de España o de la soberanía nacional. Buena manera de dialogar entonces. 

Pedro Sánches e Iceta han salvado el tipo del PSOE, a pesar de la pérdida de escaños. Ambos han dejado la autocrítica un poco a un lado para ponerse la medalla de que han sido los únicos en ofrecer una alternativa. Sin embargo, esa alternativa federalista a medio cuajar no termina de convencer ni a los electores, y ni en el fondo a ellos mismos. Otro aspecto que no quiero pasar por alto es la afición que le ha cogido el señor Sánchez a salir comparecer acompañado de banderas, como si eso fuese a solucionar todos nuestros problemas de lo que sentimos o no por la nación. 

Podemos e IU han hecho poca autocrítica, ambos partidos han estado más empeñados en echarse la culpa del descalabro de Catalunya si que es pot. Por parte de Podemos al menos han sabido hacer un mejor análisis de las causas de la pérdida de escaños, en gran medida por el desinterés del discurso contra la desigualdad social que hay en Cataluña en este momento. 

A mi juicio solo dos partidos pueden tener un discurso triunfalista y ambos me parecen que se están moderando en el tono: la CUP y Ciudadanos. De quién me he llevado más grata sorpresa ha sido de la CUP, quienes han reiterado que no apoyarán la investidura de Mas como President. No solo eso, ha sido el único partido independentista que ha sabido reconocer que el prebiscito no se ha ganado y, por tanto, no es viable proclamar una nueva Nación de forma ilegal.

Más allá de los partidos, los españoles y catalanes en conjunto también hemos perdido. Esto solo ha servido para echar más leña al fuego del odio que algunos se empeñan en tener. Me da pena ver como en la Puerta del Sol se reúne un grupo de gente para llamar terroristas y no se cuantas barbaridades más a los independentistas. Se puede estar más o menos de acuerdo con la cuestión de la secesión, pero en un país democrático cada uno tiene derecho a tener el sentimiento nacionalista que quiera. Lo mismo opino de los catalanes que arremeten contra los españoles como si fuésemos el enemigo.  

Con este panorama espero que el Presidente no opte por la estrategia del avestruz y empiece a negociar como las personas adultas. De lo contrario se enfrenta a un panorama grotesco: la creación de un Estado con algo más de la mitad de los ciudadanos contrarios a su creación.