El acoso escolar, un problema ignorado

19:48

Elena frente a un colegio | Irene, Raquel y Cris

Hacer que siempre se la ligue la misma persona en el pilla-pilla o en el escondite, huir de un compañero de clase o no integrarlo plenamente en las conversaciones pueden ser simples bromas entre los niños y niñas. ¿O no? Elena -nombre ficticio- empezó a sufrir bullying (acoso escolar) a los 7 años a través de hechos tan insignificantes como los arriba señalados. Con el paso de los años, las acciones de sus compañeros se fueron endureciendo hasta tal punto que Elena llegó a sufrir vejaciones y violencia física.

La nueva de la clase

Elena llegó en el año 2006 a un colegio de Fuenlabrada. En este centro escolar se hizo muy amiga de dos niñas, pero ambas abandonaron esta escuela al año siguiente. Este hecho repentino hizo que Elena intentara hacer nuevas amistades y en un principio lo consiguió con tres niñas “del grupo de las guays”. A pesar de esto ella siempre se sintió una ‘acoplada’. “Me invitaban a cumpleaños pero no terminaba de sentirme integrada”, explica. Entretanto, el resto de sus compañeros solo le dirigían la palabra cuando necesitaban alguna cosa que Elena les pudiera proporcionar.
Durante este mismo curso, 2º de Primaria, las vejaciones fueron in crescendo. El mero hecho de ir a clase con el pelo suelto hizo que dos chicos de su clase la llamaran entre burlas “león” o “pelo electrocutado”. Elena se acomplejó tanto que llevó recogida en una coleta su rizada melena hasta los 14 años. Las mofas no terminaron ahí y según avanzaba el curso, sus compañeros encontraron nuevas formas de reírse de ella: “monja” por abrocharse los botones del polo del uniforme, “Julián Muñoz” por llevar metida la camiseta por los pantalones o “pareces un tonto de pueblo” por tener vello facial. Estos son algunos ejemplos de los insultos que tuvo que soportar.  
Elena empezó a ir a catequesis y fue ahí donde empezó a llevarse mejor con una de las chicas de su clase. A partir de entonces, sus compañeras la integraron en sus planes y conversaciones. Por el contrario, los chicos siguieron con el mismo modus operandi, lo que empujó a Elena a pedir ayuda a un profesor, quien categorizó los hechos como “bromas sin importancia”. Tras esto, Elena no volvió a acudir en ningún docente hasta años después.
Elena tocándose las manos mientras habla | Irene, Raquel y Cris
Durante los cursos siguientes la situación fue empeorando. Sus amigas no daban la cara por ella cuando la acosaban y posteriormente, éstas se fueron alejando hasta que terminaron por sumarse a los insultos. A las puertas de la adolescencia, Elena sufrió varios cambios en su físico que no ayudaron a apaciguar las aguas: gafas, acné y brackets fueron los motivos de las posteriores burlas. Agotada por los hechos, acudió de nuevo a un profesor. Esta vez su educador se pusó en contacto con la madre de Elena y a su vez ella se comunicó con la madre del acosador. Después de esto su compañero dejó de hostigarla, cosa que el resto de sus compañeros no dejaron de hacer: “Una chica, líder del grupo ‘guay’ me pidió que me sentase a su lado. Cuando lo fui a hacer me bajó los pantalones y la ropa interior delante de toda la clase”.

El paso a la secundaria

La vuelta al cole se convirtió en una pesadilla para Elena. Sus amigas le hacían el vacío e incluso la ‘invitaron’ a buscar un nuevo grupo. Empezó a bajar sola al patio mientras veía como sus ‘amigas’ cuchicheaban sobre ella. Hubo una ocasión, recuerda, en la que el profesor les mandó copiar por haber hablado en clase, no pudiendo bajar al recreo hasta que no cumplieran el castigo.
Elena, agotada por su situación, fingió no haber terminado de copiar para no tener que pasar el mal trago de estar sola en el descanso de clases. Ese mismo día fue un pequeño punto de inflexión en la vida de Elena. Una compañera, que años atrás la había acosado, comenzó a entablar amistad con ella e incluso llegó a defenderla en ciertas ocasiones. Por desgracia el resto de sus compañeros siguieron en la misma tónica: “Durante la clase de plástica un chico de mi clase dibujó una mierda y dijo delante de todo el mundo que la mierda que había dibujado era yo. Todos se rieron”, recuerda Elena. 
Elena se agarra a la barandilla de un colegio | Irene, Raquel y Cris
El acoso que sufrió llegó hasta tal punto que sus compañeros no querían tocarla, y si por casualidad lo hacían, rápidamente se limpiaban las manos o la parte del cuerpo en cuestión. “Les daba asco”, se lamenta. Después de años llorando en secreto, guardando silencio y sin querer ir al colegio, Elena decidió contárselo a su madre. “No es fácil contarlo, te da vergüenza y te sientes una fracasada”.

El cambio de instituto

Elena también acudió a su tutor. Éste, ante la situación, decidió hacer un experimento en clase para hacer entender al resto de los compañeros cómo se sentía Elena con sus actos. Meses después, sus padres decidieron cambiarla de instituto porque la situación no mejoró. Cuando su tutor recibió la noticia por parte de los progenitores de Elena, éste afirmó que no tenía constancia de la situación que la alumna llevaba años sufriendo.
Antes de abandonar el centro tuvo que visitar a la psicóloga del instituto. En la charla, la especialistadijo que “no estaba tan mal, que mi único problema era que yo era tímida y que tenía que hablar más. Que no tenía por qué cambiarme de colegio”, a pesar de que poco antes le habían vuelto a bajar pantalones y la ropa interior delante de sus compañeros, entre otras humillaciones.
Los padres del resto de alumnos también se hicieron eco del cambio de instituto. Una de las madres de los acosadores quedó escandalizada negando en todo momento que su hijo le hiciera bullying. En un arrebato de defensa de su retoño, llegó a afirmar que había hablado con los padres de Elena para aclarar la situación, hecho que jamás se consumó.
Los primeros días en el nuevo instituto también fueron difíciles, pero poco a poco sus compañeros la aceptaron plenamente. Algunas de las chicas que en los inicios se metían con ella han llegado a ser parte de su grupo de amigas. En la actualidad, Elena acude a una psicóloga privada que le enseña a manejar las situaciones complicadas y la ayuda a superar el dolor causado por los años en los que sus compañeros le hicieron bullying.
A veces, no categorizamos de “grave” un problema hasta que no le ponemos voz y rostro o hasta que no tenemos a alguien cercano que lo sufre. El bullying es un tema difícil, grave y real que en ocasiones queda camuflado tras un “son cosas de niños”. “Es muy importante dar voz al bullying. Los medios deben concienciar más sobre esto. Se habla mucho de la violencia machista, que es algo gravísimo, pero al acoso se le deja a un lado. Se habla solo cuando se suicida un niño y es algo que siempre está ahí”.
Elena también piensa que las series y películas fomentan el bullying. “Creo que lo llegan incluso a fomentar porque, por ejemplo, a los que llevan gafas, brackets o tienen granos, les acosan y lo venden como algo sin importancia”, explica. “La gente piensa que no es nada y es algo gracioso, pero no”.


*El colegio que aparece en las fotografías y en el vídeo no se corresponde con el citado en el texto
Escrito por Cristina Lobo, Irene Rodríguez y Raquel Mezquita para Variación XXI

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4 comentarios

  1. Menuda historia, estas cosas dan mucho asco. Sé que de jóvenes, muy pequeños, todos hemos hecho alguna tontería sin darnos cuenta pero hay casos que se llevan tan allá que es enfermizo. Yo tengo acné, he llevado gafas y brackets a la vez y por suerte nadie se ha metido conmigo y si lo han hecho, pues yo como no soy de las tímidas y tengo muy mala leche seguro que se han comido algún golpe XDDD Pero en serio, diariamente se habla del bullying y lo que ocurre pero a la hora de la verdad nunca pasa nada, nadie mueve ni un dedo y da mucha mucha pena. A este paso habrá que poner personas que solo se dediquen a eso y punto ): Un besito <3

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    1. Es un problema terrible y del que hemos sido testigo todos. Pero bueno aún estamos a tiempo de arreglarlo :)

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  2. ¡Hola! Vengo de la iniciativa Seamos Seguidores a través de la cual he conocido tu blog. Ya te sigo y tengo que decir que me encanta así que me tendrás seguido por aquí. Te dejo el link de mi blog por si quieres pasarte y seguirme de vuelta: http://booksxland.blogspot.com.es/
    Saludos xxL.

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  3. Por historias como ésta hay que educar a nuestros niños con amors. Gracias por compartirla.

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